Lunes, 17 de octubre de 2016
Tengo miedo
El primer miedo del que
conservo amargos recuerdos de infancia lleva el sello del temor a Dios. Me
dijeron que Dios vigilaba todo, hasta lo que uno pensaba, y eso me produjo más
de un desvelo. Ese miedo ya habÃa sido superado y remplazado por un sano
agnosticismo, cuando una nueva forma de desasosiego invadió mi tranquilidad
desde la tarde del domingo 2 de octubre.
Hoy no le temo a la bala que
me tiene guardada algún fanático de la caverna, ni al accidente simulado. Le
temo es a lo que viene en camino para Colombia: al horizonte cargado de nubarrones
que anuncian la tormenta perfecta, en un escenario donde se sigue aplicando la
ley de Murphy según la cual “nada es tan malo como para que no pueda empeorar”.
Nada más dañino que la
religión entrometida en la polÃtica, por ejemplo, pero resulta que las iglesias
evangélicas y cristianas han adquirido tal poder, que quieren meterse hasta en
la redacción del Acuerdo de Paz y poner a las FARC a cantar aleluyas. Es
precisamente el elemento religioso el que mayor prevención puede suscitar en
una mente curada del pensamiento mágico, y adquiere nivel de alerta cuando uno
se entera de la reunión de mil pastores evangélicos que hubo en Bogotá para
celebrar el triunfo del NO.
“Aquà estamos para librar
una guerra espiritual”, dijo el anfitrión de la cumbre, César Castellanos,
fundador de la Misión Carismática Internacional, cercana al expresidente Uribe.
En ese momento, sentà un escalofrÃo atravesar el espinazo. Acto seguido se
escuchó a la pastora –y polÃtica- Claudia RodrÃguez de Castellanos decir que
“hay que cristianizar la polÃtica, porque se nos vienen cosas como la Reforma
Tributaria que desconoce las iglesias. Si hubiera ganado el SÃ, habrÃan
reemplazado la Constitución y se eliminaba la familia” (Ver
artÃculo).
Mentiras falaces que
disfrazan la defensa de un interés monetario terrenal, el de impedir que con la
Reforma Tributaria les cobren impuesto de renta a unas iglesias con ingresos
anuales cercanos a los 10 billones de pesos. Al respecto El Espectador presentó
un editorial donde dice que “la exención es un privilegio que no puede
asociarse con la libertad de cultos”, y demuestra la necesidad de que comiencen
a tributar en igualdad de condiciones con los renglones laicos de la economÃa.
La religión es tan buen negocio, que según datos de la DIAN en los últimos tres
años se constituyeron 1.258 iglesias, más de una en promedio diario (Ver
editorial).
Ahora bien, debido a que
esas iglesias representan hoy el quinto poder (detrás del cada vez más diluido
cuarto poder de los medios de comunicación), en la coyuntura actual es más fácil
convertir el agua en vino que obligarlas a declarar renta como a cualquier
parroquiano.
Pero hablaba era del miedo
que me posee, y este se acrecienta al ver que Alejandro Ordóñez le ha metido
magia a su candidatura en ciernes: ante la ausencia fÃsica de la ideologÃa de
género en el Acuerdo, anda diciendo que está
“encriptada”, o sea que se va a requerir de un exorcista que la
desencripte. El trasfondo de todos modos es otro: cuando habla de incorporar la
defensa de la familia al Acuerdo, lo que quiere es meter la enseñanza de la
religión desde la educación primaria.
Si el uribismo y sus aliados
se inventaron la ‘ideologÃa de género’, desde la otra orilla corresponde
denunciar lo que sà existe: la ‘teologÃa de género’,
con la cual pretenden avanzar hacia el objetivo de conquistar –Biblia en mano-
la presidencia para el corrupto exprocurador, destituido por haberse hecho
reelegir dándoles puestos a parientes de los magistrados que le abrieron el
camino.
¿Y qué se requiere para
coronar tan ‘diabólico’ propósito? Dilatar, estirar, prolongar hasta el 2018
las nuevas ‘negociaciones’ de paz. Hoy Ordóñez combina todas las formas de
lucha, y para ello hasta cometió la apostasÃa de hacerse ungir por un pastor
evangélico en una de sus iglesias de garaje (Ver foto).
La parte más peligrosa está en que ahora lo veremos contar entre sus fuerzas de
vanguardia con una horda de pastores armados de Biblias,
ávidos de exacerbar las pasiones y el fanatismo de sus obedientes rebaños al
solo chasquido de sus dedos, como perritos amaestrados.
Es un hecho irrefutable que
Uribe y los suyos solo saldrán satisfechos de esta encerrona si se desmonta la
Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) y se impone la contrarreforma agraria
con la que pretenden favorecer a los dueños de tierras mal habidas o sin uso.
Como en ninguno de esos temas se les podrá complacer, se agudizarán las
contradicciones entre los dos polos opuestos: una visión liberal que luego de
cuatro tortuosos años logró el mejor acuerdo posible pero cometió el error de
someterlo a plebiscito; y una visión ultraconservadora aliada con peligrosos
agitadores evangélicos, en su mayorÃa farsantes de esmerada labia, que tras el
triunfo del NO en el plebiscito están pregonando que esa es la prueba de que
tienen a Dios de su lado. La tarea que se les ha asignado es la de sembrar el
caos, para luego decir que lo habÃan anunciado y aparecer como sus salvadores.
Esas fuerzas oscuras de
extrema derecha que siempre se dan sus mañas en recomponer las cosas a su
favor, hoy cuentan con un teatro de operaciones favorable para comenzar la
agitación de las masas más ignorantes por la vÃa del temor colectivo, hacia la
configuración de un Estado confesional, de corte autoritario o fascista. Con la
misma propaganda negra que usaron para imponer el NO en el plebiscito, quieren
llevar al insufrible Ordóñez a la presidencia.
Del otro lado, los
partidarios de preservar el Estado laico consagrado por la Constitución de 1991
no se van a cruzar de brazos, y de esa dura confrontación –hoy en empate
técnico- uno de los dos bandos terminará por imponerse. El problema es que aún
no sabemos cuál. Ni cómo. Ni cuándo...
DE REMATE: El clamor general
es para que la Corte Constitucional o el Consejo de Estado se pronuncien y
desde el sentido común saquen a Colombia de este angustioso atolladero. Tengo
miedo, ya lo dije, pero no es un miedo paralizante. Es necesario que los demás
que también tienen miedo se hagan sentir, para que no sean los malos del paseo
–nuevamente- los que ganen la partida.
La deuda de la prostituta.
Es genial, no dejes de
leerlo…es medio minuto
No sé quién fue el genio que
lo escribió, pero es excelente…
Es agosto, en una pequeña
ciudad de la costa, en plena temporada; cae una lluvia torrencial y hace varios
dÃas que la ciudad parece desierta. Hace tiempo que la crisis viene azotando
este lugar, todos tienen deudas y viven a base de créditos.
Por fortuna, llega un
millonario, forrado de guita y entra en el único pequeño hotel del lugar. Pide
una habitación. Pone un billete de 100 euros en la mesa de la recepcionista y
se va a ver las habitaciones. El jefe del hotel agarra el billete y sale
corriendo a pagar sus deudas con el carnicero. Éste toma el billete y corre a
pagar su deuda con el criador de cerdos. Al momento éste sale corriendo para
pagar lo que le debe al molino proveedor de alimentos para animales. El dueño
del molino toma el billete al vuelo y corre a liquidar su deuda con MarÃa, la
prostituta a la que hace tiempo que no le paga. En tiempos de crisis, hasta
ella ofrece servicios a crédito. La prostituta con el billete en mano sale para
el pequeño hotel donde habÃa traÃdo a sus clientes las últimas veces y que
todavÃa no habÃa pagado y le entrega el billete al dueño del hotel. En este
momento baja el millonario, que acaba de echar un vistazo a las habitaciones,
dice que no le convence ninguna, toma el
billete y se va. Nadie ha ganado un centavo, pero ahora toda la ciudad vive sin
deudas y mira el futuro con confianza!!!
MORALEJA: ¡¡¡SI EL DINERO
CIRCULA SE ACABA LA CRISIS!!!
Voten lo que quieran, que el
Gobierno secreto no va a cambiar
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