miércoles, 18 de junio de 2014



LLEGA LA “ECONOMIA DEL BIEN COMUN” A COLOMBIA
El aterrizaje de la “Economía del Bien Común” durante la última semana de abril en Colombia estuvo bastante ajetreado pero resultó muy interesante y bien recibido. Resultó muy inspirador y refrescante conocer personas con ideas y propuestas diferentes, trabajando para dar su aporte y transformar el mundo.
Christian Felber y Diego Isabel son dos personas bastantes diferentes pero muy complementarias y con una visión común: rescatar los valores que subyacen en la sociedad y ponerlos de vuelta en el sitial central y de protagonismo de la vida humana, donde el objetivo social sea alcanzar la Felicidad y el Bien Común de todos. Aunque el enfoque que manejan nació hace pocos años en Europa es bastante obvio y sencillo, se enfrentan a un encuadre socio-económico y cultural bastante diferente, un sistema que desde hace bastante tiempo perdió el significado y el sentido de lograr el buen vivir para todos.


FOTO: Christian Felber y Diego Isabel durante la instalación de EBC Colombia en Cali

Aun cuando el hombre ha buscado con afán organizarse en sistemas económicos que garanticen eso, la verdad es que está aún lejos de lograrlo; hemos caído gradualmente en un círculo de comportamientos perniciosos, caracterizados por el consumismo y la confrontación. La vida orientada por tener y acumular a ritmo desenfrenado en busca de tener mucho y ser poco, viviendo experiencias fragmentadas, competitivas, de pobre contenido y significado, nos ha desgastado como seres humanos y como sociedad, arrastrando de paso al planeta a exhibir hoy escenarios de verdadero horror, lugares de espanto a nivel social y medio-ambiental, guerras fratricidas, desigualdad, segregación, hambre, insalubridad, ignorancia, drogadicción y separabilidad… mientras que por otro lado se aprecian castas casi autistas, totalmente desentendidas de los problemas de la mayoría de la población, gastando recursos a manos llenas en una carrera de exceso y despilfarro que resulta francamente obscena. Resulta entonces bienvenido conocer un esquema que aunque ciertamente utópico, nos señala claramente los inminentes peligros de continuar con las conductas que nos han traído hasta aquí, y nos invita a poner nuestros pies de nuevo sobre la tierra brindando pistas concretas para rediseñar el sistema total, ajustando el marco de acción meramente personal, siguiendo con el ordenamiento empresarial y el gubernamental. Este encuadre escalonado integral resulta maravillosamente simple cuya visión propone llevar a la sociedad a un nivel más alto de satisfacción y felicidad rescatando los valores y comportamientos que propenden el Bien Común; éstos ya están dentro de nosotros, son visibles, nos son valiosos a todos los seres humanos y podemos enlazarlos en acuerdos individuales, políticos y económicos a través del tejido social.


FOTO: Grupo de Constituyentes de “EBC Colombia”. Cali, 27 de Abril.
Las visitas que hicieron los amigos Felber e Isabel a Bogotá, Medellín y Cali resultaron muy explícitas y motivantes, tanto, que se decidió crear en Cali la EBC Colombia que construirá los cimientos de ese importante movimiento en nuestro país, tal y como ha ocurrido en Austria, Alemania, Suiza, Italia y España.
Este equipo estará efectuando importantes anuncios sobre los primeros pasos del movimiento en los próximos días.


FOTO: EBC Colombia – Presentaciones de C. Felber y D. Isabel en Medellín y Rionegro. Medellín, 28 de Abril


Para mayor información, favor dirigirse a estos blogs y sitios virtuales que ya exhiben contenidos sobre este novedoso movimiento:




Equipo de Organización Interna

Cali, Colombia, 2 de Mayo de 2014

lunes, 16 de junio de 2014

El planeta tierra es el paraíso terrenal, el sitio escogido por la madre creadora para ubicar su proyecto de vida biológico y humano, a partir de su energía o fuerza creadora eterna. Generó el espíritu de vida incorporándolo al cuerpo físico material de la vida cuántica, formando un ser holístico, dotado de una conciencia con capacidad para discernir, tomar decisiones volitivas autónomas, soberanas y evolucionar a través del tiempo de permanencia de acuerdo a sus actividades y actos realizados durante su existencia en este paraíso, y una mente para generar pensamientos de conciencia que la expresan y la reflejan ante otros seres vivientes.
En un principio la humanidad vivió en armonía con la naturaleza estableciendo una comunidad en convivencia pacífica, guida por el género humano femenino como portadora de la capacidad creadora de nuevas vidas humanas, disfrutando de los bienes naturales y de los creados por su conocimiento y capacidad de trabajar.
La conciencia del género humano masculino se dejó tentar por el aspecto negativo de su conciencia, fortaleciendo el ego de sus instintos de supervivencia y poder, representados por la culebra del demonio, para someter y esclavizar al género humano femenino y a otros  seres débiles del género humano masculino, apropiándose del paraíso terrenal, en calidad de patriarcas, reyes, emperadores, tiranos y déspotas de todo tipo.
En la actualidad, esta culebra demoniaca se representa en las cadenas del endeudamiento financiero esclavista de los amos de este paraíso terrenal, que margina al 80% de la población mundial condenándolos al hambre y la miseria permanente.
El género humano femenino, está destinada a destruir esta culebra demoniaca aplastándola por la cabeza, inspirada en principios y valores universales para establecer de nuevo la comunidad humana en convivencia pacífica acatando y respetando las leyes dadas por la madre creadora, leyes físicas, espirituales y sociales.
¡La mermelada monetaria solo endulza la vida de unos pocos privilegiados¡




domingo, 8 de junio de 2014

La paz no está en la seguridad brindada por las armas en manos de soldados, policías y paramilitares al servicio de las personas que detentan el poder social a nivel local y mundial, apropiado históricamente por la violencia opresora, utilizadas con capacidad y certeza para eliminar supuestos enemigos, delatados por una red de informantes bien pagados con la mermelada monetaria.
Tampoco está en las cámaras de seguridad, aparatos y dispositivos electrónicos para espiar a relativos conspiradores contra el régimen del imperio capitalista mundial.
La paz está en el espíritu, la conciencia y la mente de cada ser humano.
El espíritu es la existencia, la esencia de la vida encarnada en cada persona humana, orientado por el nivel o grado de desarrollo de su conciencia en sus tres dimensiones: Sentimiento, sentido o capacidad de sentir amor y respeto por sí mismo, por los demás y por la naturaleza de la creación; Conocimiento, para conocer, entender y saber la verdad universal de la existencia del universo y su creador, las leyes que rigen su desarrollo, su evolución permanente hacia la perfección, leyes espirituales, leyes físicas y leyes sociales que deben estar íntimamente relacionadas, sintonizadas armónicamente; Voluntad, para realizar el bien común con sabiduría, verdad y amor respetando y acatando las leyes espirituales y físicas dadas por el creador.
La mente es la expresión del espíritu y su conciencia reflejados en pensamientos elaborados por la conciencia de acuerdo a su nivel o grado de perfección.
La conciencia universal es la suma de las conciencias individuales, que ha evolucionado desde el origen del ser humano pasando por etapas de inconsciencia y pre-conciencia adquiridas por la experiencia práctica de la vida material para subsistir y preservar la vida humana, apalancada por los instintos inconscientes del ego. Desde las cavernas de los homínidos caracterizados por agresividad, canibalismo, luego la esclavitud, el colonialismo hasta el neo-esclavismo financiero actual impuesto por el imperio mundial capitalista.
Las leyes sociales que han “legalizado” y supuestamente “justificados” los sistemas sociales patriarcales, esclavistas, feudales y capitalistas, solo se explican por la naturaleza imperfecta del ser humano, que lucha contradictoriamente por alcanzar la perfección de sus actos y conducta, teniendo como visión y misión la convivencia humana pacifica, aquí en la tierra, paraíso terrenal dado por el creador, lo que supone la propiedad social del suelo y del subsuelo, de las riquezas contenidas en ellos, de los bienes y servicios elaborados con el trabajo y el conocimiento de los trabajadores del mundo entero, así como la distribución social de los mismos.
La tarea del momento es lograr un acuerdo social, un Derecho social, una constitución y una ley que reglamente la actividad económica para garantizar el equilibrio económico del mercado social, donde toda la producción de bienes y servicios durante un periodo determinado de tiempo, sea utilizado o consumido por toda la población en forma equitativa, democrática y solidaria, orientado por una política democrática, ejercida por un estado creado como entidad social administrativa para ejecutar el bien común inspirado en principios y valores universales como son la igualdad, la solidaridad, la equidad, la democracia y la justicia social.
La humanidad históricamente ha empuñado las armas para derrotar tiranías y opresores de todo tipo. Actualmente la humanidad lucha por el reconocimiento de los derechos humanos dentro de los cuales se deben incluir los derechos económicos y políticos que hacen parte integral de la vida, para derrotar el imperio capitalista mundial que esclaviza a la humanidad con el sistema financiero de endeudamiento, que margina de sus derechos al 80% de la población mundial.
¡LA PAZ QUE IMPONEN QUIENES HAN MARGINADO DE SUS DERECHOS AL 80% DE LA POBLACION MUNDIAL CONDENANDOLOS AL HAMBRE Y LA MISERIA PERMANENTE, NO ES UNA PAZ VERDADERA!
¡POR LA PAZ VERDADERA A LA CARGA PROLETARIOS DEL MUNDO ENTERO, QUE TENEIS POR CONSTRUIR UN MUNDO ENTERO Y LAS CADENAS DEL ENDEUDAMINETO FINANCIERO ESCLAVIZANTE POR DESTRUIR!

PRINCIPIOS PREMISAS Y PILARES DE LA NUEVA LIBRE EMPRESA SOCIALISTA
-La nueva libre empresa socialista debe tener carácter nacional, autónoma y soberana, libre de cualquier intervencionismo extranjerizante.
-La nueva libre empresa socialista debe impulsar y buscar la cooperación internacional y el intercambio de bienes y servicios con todos los países del mundo en condiciones de igualdad, equidad, eficiencia y eficacia competitiva, dentro de un plan de desarrollo mundial implementado por un estado federal democrático internacional.
-La nueva libre empresa socialista debe surgir por iniciativa del estado o por iniciativa civil. El estado debe crear empresas de carácter nacional para producir bienes y servicios fundamentales para el desarrollo nacional tales como la energía, acueducto y alcantarillado, vías públicas, comunicaciones, educación, seguridad y defensa nacional, vivienda, salud.
-Cualquier persona o grupos de personas pueden crear empresas civiles como un derecho, financiados por el capital social de la nación administrado por el estado, con la responsabilidad social de producir bienes y servicios útiles al desarrollo social, jurídicamente constituidos como asociaciones democráticas equitativas y solidarias, donde todos sus empleados y trabajadores sean copropietarios y corresponsables ante la sociedad y ante la ley.
-El sindicalismo debe ser uno de los pilares de la nueva libre empresa socialista en la organización, formación y capacitación del recurso humano.
-Los profesionales en administración de empresas, contabilidad, economía, estadística, ingeniería industrial educados y formados en el sistema socialista, deben ser también pilares de la nueva libre empresa socialista.
-Los profesionales en áreas tecnológicas y científicas, que conocen los procesos productivos, deben formar parte de los pilares de la nueva libre empresa socialista.
-Estos tres pilares representan y forman la junta directiva de la nueva libre empresa socialista.
-Las nuevas libres empresas socialistas deben guiarse y ajustarse al plan nacional de desarrollo elaborado por el estado con legal aprobación de la sociedad civil.
  


sábado, 7 de junio de 2014

la caverna

LA REPÚBLICA
PLATÓN
Página 207 de 323
Cortesía de Nueva Acrópolis www.nueva-acropolis.es
Alegoría de la caverna
–Y a continuación –seguí– compara con la siguiente escena el estado en que, con respecto a la educación o a la falta de ella, se halla nuestra naturaleza. Imagina una especie de cavernosa vivienda subterránea provista de una larga entrada, abierta a la luz, que se extiende a lo ancho de toda la caverna, y unos hombres que están en ella desde niños, atados por las piernas y el cuello de modo que tengan que estarse quietos y mirar únicamente hacia adelante, pues las ligaduras les impiden volver la cabeza; detrás de ellos, la luz de un fuego que arde algo lejos y en plano superior, y entre el fuego y los encadenados, un camino situado en alto; y a lo largo del camino suponte que ha sido construido un tabiquillo parecido a las mamparas que se alzan entre los titiriteros y el público, por encima de las cuales exhiben aquellos sus maravillas.
–Ya lo veo –dijo.
–Pues bien, contempla ahora, a lo largo de esa paredilla, unos hombres que transportan toda clase de objetos cuya altura sobrepasa la de la pared, y estatuas de hombres o animales hechas de piedra y de madera y de toda clase de materias; entre estos portadores habrá, como es natural, unos que vayan hablando y otros que estén callados.
– ¡Qué extraña escena describes –dijo– y qué extraños pioneros!
–Iguales que nosotros –dije–, porque, en primer lugar ¿crees que los que están así han visto otra cosa de sí mismos o de sus compañeros sino las sombras proyectadas por el fuego sobre la parte de la caverna que está frente a ellos?
– ¿Cómo –dijo–, si durante toda su vida han sido obligados a mantener inmóviles las cabezas?
– ¿Y de los objetos transportados? ¿No habrán visto lo mismo?
– ¿Qué otra cosa van a ver?
–Y, si pudieran hablar los unos con los otros, ¿no piensas que creerían estar refiriéndose a aquellas sombras que veían pasar ante ellos?
–Forzosamente.
– ¿Y si la prisión tuviese un eco que viniera de la parte de enfrente? ¿Piensas que, cada vez que hablara alguno de los que pasaban, creerían ellos que lo que hablaba era otra cosa sino la sombra que veían pasar?
–No, ¡por Zeus! –dijo.
–Entonces, no hay duda –dije yo– de que los tales no tendrán por real ninguna otra cosa más que las sombras de los objetos fabricados.
–Es enteramente forzoso –dijo.
–Examina, pues –dije–, qué pasaría si fueran liberados de sus cadenas y curados de su ignorancia y si, conforme a naturaleza, les ocurriera lo siguiente. Cuando uno de ellos fuera desatado y obligado a levantarse súbitamente y a volver el cuello y a andar y a mirar a la luz y cuando, al hacer todo esto, sintiera dolor y, por causa de las chiribitas, no fuera capaz de ver aquellos objetos cuyas sombras veía antes, ¿qué crees que contestaría si le dijera alguien que antes no veía más que sombras inanes y que es ahora cuando, hallándose más cerca de la realidad y vuelto de cara a objetos más reales, goza de una visión más verdadera, y si fuera mostrándole los objetos que pasan y obligándole a contestar a sus preguntas acerca de qué es cada uno de ellos? ¿No crees que estaría perplejo y que lo que antes había contemplado le parecería más verdadero que lo que entonces se le mostraba?
–Mucho más –dijo.
–Y, si se le obligara a fijar su vista en la luz misma, ¿no crees que le dolerían los ojos y que se escaparía volviéndose hacia aquellos objetos que puede contemplar, y que consideraría que estos son realmente más claros que los que le muestran?
–Así es –dijo.
–Y, si se lo llevaran de allí a la fuerza –dije–, obligándole a recorrer la áspera y escarpada subida, y no le dejaran antes de haberle arrastrado hasta la luz del sol, ¿no crees que sufriría y llevaría a mal el ser arrastrado y, una vez llegado a la luz, tendría los ojos tan llenos de ella que no sería capaz de ver ni una sola de las cosas a las que ahora llamamos verdaderas?
–No, no sería capaz –dijo–, al menos por el momento.
–Necesitaría acostumbrarse, creo yo, para poder llegar a ver las cosas de arriba.
Lo que vería más fácilmente serían, ante todo, las sombras, luego, las imágenes de hombres y de otros objetos reflejados en las aguas, y más tarde, los objetos mismos. Y después de esto le sería más fácil el contemplar de noche las cosas del cielo y el cielo mismo, fijando su vista en la luz de las estrellas y la Luna, que el ver de día el Sol y lo que le es propio.
– ¿Cómo no?
–Y por último, creo yo, sería el Sol, pero no sus imágenes reflejadas en las aguas ni en otro lugar ajeno a él, sino el propio Sol en su propio dominio y tal cual es en sí mismo, lo que él estaría en condiciones de mirar y contemplar.
–Necesariamente –dijo.
–Y, después de esto, colegiría ya con respecto al Sol que es él quien produce las estaciones y los años y gobierna todo lo de la región visible y es, en cierto modo, el autor de todas aquellas cosas que ellos veían.
–Es evidente –dijo– que después de aquello vendría a pensar en eso otro.
– ¿Y qué? Cuando se acordara de su anterior habitación y de la ciencia de allí y de sus antiguos compañeros de cárcel, ¿no crees que se consideraría feliz por haber cambiado y que les compadecería a ellos?
–Efectivamente.
–Y, si hubiese habido entre ellos algunos honores o alabanzas o recompensas que concedieran los unos a aquellos otros que, por discernir con mayor penetración las sombras que pasaban y acordarse mejor de cuáles de entre ellas eran las que solían pasar delante o detrás o junto con otras, fuesen más capaces que nadie de profetizar, basados en ello, lo que iba a suceder, ¿crees que sentiría aquel nostalgia de estas cosas o que envidiaría a quienes gozaran de honores y poderes entre aquellos, o bien que le ocurriría lo de Homero, es decir, que preferiría decididamente «ser siervo en el campo de cualquier labrador sin caudal» o sufrir cualquier otro destino antes que vivir en aquel mundo de lo opinable?
–Eso es lo que creo yo –dijo–: que preferiría cualquier otro destino antes que aquella vida.
–Ahora fíjate en esto –dije–: si, vuelto el tal allá abajo, ocupase de nuevo el mismo asiento, ¿no crees que se le llenarían los ojos de tinieblas como a quien deja súbitamente la luz del sol?
–Ciertamente –dijo.
–Y, si tuviese que competir de nuevo con los que habían permanecido constantemente encadenados, opinando acerca de las sombras aquellas que, por no habérsele asentado todavía los ojos, ve con dificultad –y no sería muy corto el tiempo que necesitara para acostumbrarse–, ¿no daría que reír y no se diría de él que, por haber subido arriba, ha vuelto con los ojos estropeados, y que no vale la pena ni aun de intentar una semejante ascensión? ¿Y no matarían, si encontraban manera de echarle mano y matarle, a quien intentara desatarles y hacerles subir?
–Claro que sí–dijo.
LA REPÚBLICA
PLATÓN
Página 321 de 323
Cortesía de Nueva Acrópolis www.nueva-acropolis.es
Elección de nueva vida
»Y contaba que ellos, una vez llegados allá, tenían que acercarse a Láquesis; que un cierto adivino los colocaba previamente en fila y que, tomando después unos lotes y modelos de vida del halda de la misma Láquesis, subía a una alta tribuna y decía:
»"Ésta es la palabra de la virgen Láquesis, hija de la Necesidad: ‘Almas efímeras, he aquí que comienza para vosotras una nueva carrera caduca en condición mortal. No será el Hado quien os elija, sino que vosotras elegiréis vuestro hado. Que el que salga por suerte el primero, escoja el primero su género de vida, al que ha de quedar inexorablemente unido. La virtud, empero, no admite dueño; cada uno participará más o menos de ella según la honra o el menosprecio en que la tenga. La responsabilidad es del que elige; no hay culpa alguna en la Divinidad’.
»Habiendo hablado así, arrojó los lotes a la multitud y cada cual alzó el que había caído a su lado, excepto el mismo Er, a quien no se le permitió hacerlo así; y, al cogerlo, quedaban enterados del puesto que les había caído en suerte. A continuación puso el adivino en tierra, delante de ellos, los modelos de vida en número mucho mayor que el de ellos mismos; y las había de todas clases: vidas de toda suerte de animales y el total de las vidas humanas. Contábanse entre ellas existencias de tiranos: las unas, llevadas hasta el fin; las otras, deshechas en mitad y terminadas en pobrezas, destierros y mendigueces. Y había vidas de hombres famosos, los unos por su apostura y belleza o por su robustez y vigor en la lucha, los otros por su nacimiento y las hazañas de sus progenitores; las había asimismo de hombres oscuros y otro tanto ocurría con las de las mujeres. No había, empero, allí categorías de alma, por ser forzoso que estas resultasen diferentes según la vida que eligieran; pero todo lo demás aparecía mezclado entre sí y con accidentes diversos de pobrezas y riquezas, de enfermedades y salud, y una parte se quedaba en la mitad de estos extremos. Allí, según parece, estaba, querido Glaucón, todo el peligro para el hombre; y por esto hay que atender sumamente a que cada uno de nosotros, aun descuidando las otras enseñanzas, busque y aprenda esta y vea si es capaz de informarse y averiguar por algún lado quién le dará el poder y la ciencia de distinguir la vida provechosa y la miserable y de elegir siempre y en todas partes la mejor posible.
Y para ello ha de calcular la relación que todas las cosas dichas, ya combinadas entre sí, ya cada cual por sí misma, tienen con la virtud en la vida; ha de saber el bien o el mal que ha de producir la hermosura unida a la pobreza y unida a la riqueza y a tal o cual disposición del alma, y asimismo el que traerán, combinándose entre sí, el bueno o mal nacimiento, la condición privada o los mandos, la robustez o la debilidad, la facilidad o torpeza en aprender y todas las cosas semejantes existentes por naturaleza en el alma o adquiridas por esta. De modo que, cotejándolas en su mente todas ellas, se hallará capaz de hacer la elección si delimita la bondad o maldad de la vida de conformidad con la naturaleza del alma y si, llamando mejor a la que la lleva a ser más justa y peor a la que la lleva a ser más injusta, deja a un lado todo lo demás: hemos visto, en efecto, que tal es la mejor elección para el hombre así en vida como después de la muerte. Y al ir al
Hades hay que llevar esta opinión firme como el acero para no dejarse allí impresionar por las riquezas y males semejantes y para no caer en tiranías y demás prácticas de este estilo, con lo que se realizan muchos e insanables daños y se sufren mayores; antes bien, hay que saber elegir siempre una vida media entre los extremos y evitar en lo posible los excesos en uno y otro sentido, tanto en esta vida como en la ulterior, porque así es como llega el hombre a mayor felicidad.
»Y entonces el mensajero de las cosas de allá contaba que el adivino habló así:
"Hasta para el último que venga, si elige con discreción y vive con cuidado, hay una vida amable y buena. Que no se descuide quien elija primero ni se desanime quien elija el último".
»Y contaba que, una vez dicho esto, el que había sido primero por la suerte se acercó derechamente y escogió la mayor tiranía; y por su necedad y avidez no hizo previamente el conveniente examen, sino que se le pasó por alto que en ello iba el fatal destino de devorar a sus hijos y otras calamidades; mas después que lo miró despacio, se daba de golpes y lamentaba su preferencia, saliéndose de las prescripciones del adivino, porque no se reconocía culpable de aquellas desgracias, sino que acusaba a la fortuna, a los hados y a todo antes que a sí mismo. Y este era de los que habían venido del cielo y en su vida anterior había vivido en una república bien ordenada y había tenido su parte de virtud por hábito, pero sin filosofía. Y en general, entre los así chasqueados no eran los menos los que habían venido del cielo, por no estar estos ejercitados en los trabajos, mientras que la mayor parte de los procedentes de la tierra, por haber padecido ellos mismos y haber visto padecer a los demás, no hacían sus elecciones tan deprisa. De esto, y de la suerte que les había caído, les venía a las más de las almas ese cambio de bienes y males. Porque cualquiera que, cada vez que viniera a esta vida, filosofara sanamente y no tuviera en el sorteo uno de los últimos puestos, podría, según lo que de allá se contaba, no solo ser feliz aquí, sino tener de acá para allá y al regreso de allá para acá un camino fácil y celeste, no ya escarpado y subterráneo.
»Tal –decía– era aquel interesante espectáculo en que las almas, una por una, escogían sus vidas; el cual, al mismo tiempo, resultaba lastimoso, ridículo y extraño, porque la mayor parte de las veces se hacía la elección según aquello a lo que se estaba habituado en la vida anterior. Y dijo que había visto allí cómo el alma que en un tiempo había sido de Orfeo elegía vida de cisne, en odio del linaje femenil, ya que no quería nacer engendrada en mujer a causa de la muerte que sufrió a manos de estas; había visto también al alma de Támiras, que escogía vida de ruiseñor, y a un cisne que, en la elección, cambiaba su vida por la humana, cosa que hacían también otros animales cantores. El alma a quien había tocado el lote veinteno había elegido vida de león, y era la de Ayante Telamonio, que rehusaba volver a ser hombre, acordándose del juicio de las armas. La siguiente era la de Agamenón, la cual, odiando también, a causa de sus padecimientos, al linaje humano, había tomado en el cambio una vida de águila. El alma de Atalanta, que sacó suerte entre las de en medio, no pudo pasar adelante viendo los grandes honores de un cierto atleta, sino que los tomó para sí. Después de esta vio el alma de Epeo, hijo de Panopeo, que trocó su condición por la de una mujer laboriosa; y, ya entre las últimas, a la del ridículo Tersites, que revistió forma de mono. Y ocurrió que, última de todas por la suerte, iba a hacer su elección el alma de Ulises y, dando de lado a su ambición con el recuerdo de sus anteriores fatigas, buscaba, dando vueltas durante largo rato, la vida de un hombre común y desocupado y por fin la halló echada en cierto lugar y olvidada por los otros y, una vez que la vio, dijo que lo mismo habría hecho de haber salido la primera y la escogió con gozo. De igual manera se hacían las transformaciones de los animales en hombres o en otros animales: los animales injustos se cambiaban en fieras; los justos, en animales mansos, y se daban también mezclas de toda clase.
Retorno de las almas a la Tierra
»Y después de haber elegido su vida todas las almas, se acercaban a Láquesis por el orden mismo que les había tocado; y ella daba a cada uno, como guardián de su vida y cumplidor de su elección, el hado que había escogido. Este llevaba entonces al alma hacia Cloto y la ponía bajo su mano y bajo el giro del huso movido por ella, sancionando así el destino que había elegido al venirle su turno. Después de haber tocado en el huso se le llevaba al hilado de Átropo, el cual hacía irreversible lo dispuesto; de allí, sin que pudiera volverse, iba al pie del trono de la Necesidad y, pasando al otro lado y acabando de pasar asimismo los demás, se encaminaban todos al campo del Olvido a través de un terrible calor de asfixia, porque dicho campo estaba desnudo de árboles y de todo cuanto produce la tierra. Al venir la tarde acampaban junto al río de la Despreocupación, cuya agua no puede contenerse en vasija alguna; y a todos les era forzoso beber una cierta cantidad de aquella agua, de la cual bebían más de la medida los que no eran contenidos por la discreción, y al beber cada cual se olvidaba de todas las cosas. Y, una vez que se habían acostado y eran las horas de la medianoche, se produjo un trueno y temblor de tierra y al punto cada uno era elevado por un sitio distinto para su nacimiento, deslizándose todos a manera de estrellas. A él, sin embargo, le habían impedido que bebiera del agua; pero por qué vía y de qué modo había llegado a su cuerpo no lo sabía, sino que de pronto, levantando la vista, se había visto al amanecer yacente en la pira.
Lección moral que se deduce del mito de Er
»Y así, Glaucón, se salvó este relato y no se perdió, y aun nos puede salvar a nosotros si le damos crédito, con lo cual pasaremos felizmente el río del Olvido y no contaminaremos nuestra alma. Antes bien, si os atenéis a lo que os digo y creéis que el alma es inmortal y capaz de sostener todos los males y todos los bienes, iremos siempre por el camino de lo alto y practicaremos de todas formas la justicia, juntamente con la inteligencia, para que así seamos amigos de nosotros mismos y de los dioses tanto durante nuestra permanencia aquí como cuando hayamos recibido, a la manera de los vencedores que los van recogiendo en los juegos, los galardones de aquellas virtudes; y acá, y también en el viaje de mil años que hemos descrito, seamos felices.