domingo, 9 de octubre de 2016

acerca de la paz









CARTA DE LA HIJA DE JORGE ELIECER GAITÁN AL PRESIDENTE SANTOS, A TIMOCHENKO (FARC) Y A GABINO (ELN)
Señor Presidente
JUAN MANUEL SANTOS
República de Colombia
Bogotá
Señor Comandante
RODRIGO LONDOÑO ECHEVERRI (Timoleón Jiménez)
Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia – Ejército del Pueblo (FARC-EP)
A.D.S
Copia: Señor Comandante
NICOLAS RODRÍGUEZ BAUTISTA (Gabino)
Ejército de Liberación Nacional (ELN)
A.D.S
Ref.: DIÁLOGOS DE PAZ: el Estado ha de pedir perdón
Señor Presidente Santos, Señor Comandante Londoño Echeverri,
He visto con preocupación, la insistente afirmación por parte de diferentes sectores, tanto nacionales como internacionales, según la cual, como resultado de un posible acuerdo de paz, los comandantes de las FARC-EP deben ser judicializados negándoseles una amnistía integral. Se pretende así que, después de su potencial desmovilización, les sea vedado incorporarse de inmediato y plenamente a la vida política por vías legales y cívicas.
A mi entender, de imponerse esa tesis, será imposible lograr un acuerdo de paz, ya que la guerrilla – pienso yo – no va a dejar las armas con las que ahora busca la toma del poder para lograr una transformación del actual sistema, a cambio de una pena de cárcel que le daría fin a su parábola de lucha.
Como en derecho las cosas se deshacen como se hacen, pienso que en las mesas de diálogo el gobierno colombiano ha de reconocer que el conflicto que vivimos lo inició el Estado colombiano en 1946, [1] al haber desatado en aquel preciso momento el genocidio premeditado, sistemático y generalizado a las huestes gaitanistas, que avanzaban victoriosas hacia la conquista del poder bajo el liderazgo de mi padre Jorge Eliécer Gaitán.
Tengo toda la documentación probatoria, original y extensa, que hace de ese genocidio al Movimiento Gaitanista un delito de lesa humanidad que está al origen del conflicto.
Pongo a disposición del Gobierno Nacional, de las FARC-EP, del ELN y de los gobiernos que, como garantes, colaboran en el proceso, el siguiente material probatorio:
– 1º.- Los varios memoriales de agravios que, a partir de 1947, mi padre le envió al Presidente Ospina Pérez detallando los nombres de las víctimas a manos del Estado, con los lugares, las fechas y los delitos cometidos por las autoridades.
– 2º.- Las denuncias puntuales, con nombre de las víctimas, los lugares, las fechas y delitos cometidos por las autoridades, publicadas en el periódico Jornada, vocero del Movimiento Gaitanista, publicación que desapareció de la Biblioteca Nacional pero que, afortunadamente, mi familia conserva.
– 3º.- El archivo Gaitán, en el que mi familia guarda miles de cartas originales de denuncia, que a mi padre le enviaban sus partidarios indicando los nombres de las víctimas, los lugares, las fechas y el o los delitos cometidos por las autoridades.
– 4º.- Las pruebas de que el Jefe de la Policía de aquel entonces, el Coronel Virgilio Barco, contrató sicarios en la vereda de Chulavita para generar el conflicto; coronel cuyas fechorías también figuran en el expediente del asesinato de mi padre, desaparecido de los archivos oficiales, pero del cual mi familia conserva copia integral autenticada.
Premeditadamente a esos sicarios los enviaban a las veredas y municipios liberales y, al grito de “Viva el Partido Conservador”, sacrificaban liberales indefensos. Luego, los mismos sujetos, viajaban a las veredas y municipios conservadores para, al grito de “Viva el Partido Liberal”, arremeter contra la vida y los bienes de inocentes ciudadanos conservadores.
Mi padre recorrió el territorio nacional denunciando este maquiavélico montaje oficial, que buscaba encender la hoguera del odio entre compatriotas. En la colección del periódico Jornada, que mi familia guarda celosamente, se lee en el ejemplar del día 13 de abril de 1947: “Pueblo de todos los partidos: ¡os están engañando las oligarquías! Ellas crean deliberadamente el odio y el rencor a través de sus agentes, asesinando y persiguiendo a los humildes, mientras la sangre del pueblo les facilita la repartición de los beneficios económicos y políticos que genera tan monstruosa política”.
No habla mi padre, como han pretendido quienes quieren responsabilizar al pueblo de la Violencia de la mitad del siglo XX, que se trató de una guerra partidista. ¡No! En todas sus intervenciones, que pongo a su disposición, insistirá en que es una violencia oficial, desatada en forma premeditada, sistemática y generalizada por el Estado colombiano.
– 5º.- La lectura analítica de la Oración por la Paz, pronunciada por mi padre el 7 de febrero de 1948 en una Plaza de Bolívar desbordada por la multitud, con gentes que llegaron de toda Colombia, no deja duda de que mi padre señala a las autoridades como culpables de la persecución y asesinato de sus seguidores.
Nadie puede negar que, en esa intervención, mi padre sindica al Estado colombiano y al Gobierno presidido por Ospina Pérez, como responsables del derramamiento de sangre que, como bola de nieve, desembocó en el conflicto armado que hoy vivimos. Allí señaló con precisión, entre muchas otras acusaciones, lo siguiente:
“Señor Presidente Mariano Ospina Pérez: os pedimos que cese la persecución de las autoridades, así os lo pide esta inmensa muchedumbre. Os pedimos una pequeña y grande cosa: que las luchas políticas se desarrollen por los cauces de la constitucionalidad”.
– 5º.- Mi familia pone igualmente a disposición del Señor Presidente de la República y de los comandantes de las FARC-EP y del ELN, las centenares de horas de grabación en video y audio que hizo mi hija María Valencia Gaitán, recorriendo en toda su extensión el territorio nacional, donde multitud de víctimas atestiguan que, después del asesinato de mi padre, la persecución violenta contra ellos, por ser sus partidarios, arreció y fue entonces cuando el pueblo se vio obligado a internarse en el monte para salvar sus vidas, armándose inicialmente de machetes y pistolas de fisto, siendo ésta persecución oficial el germen de las futuras guerrillas.
– 6º.- Inicialmente se organizaron guerrillas liberales que, traicionadas por la dirección ahora oligárquica del Partido Liberal – que pactó la desmovilización de la guerrilla para luego asesinar a sus comandantes – hizo que algunos de ellos acudieran al apoyo del Partido Comunista, que les mostró un nuevo camino diferente al de los partidos tradicionales.
– 7º.- El doctor Jorge Leyva es testigo de mi reunión en Casa Verde con los máximos líderes históricos de las FARC-EP. Allí, el líder paradigmático de esa guerrilla, el Comandante Manuel Marulanda Vélez, me contó cómo, al origen de su lucha guerrillera, estuvo el haberse visto obligado, junto con su familia y siendo aún adolescente, a internarse en el monte para proteger su vida, porque sus familiares eran Gaitanista. Es asunto que no se exhibe frecuentemente, por el rechazo que se le tiene, y es comprensible, al hecho de haber tenido como origen político al partido liberal que, una vez asesinado mi padre, los traicionó.
– 8º.- De igual manera el máximo dirigente del ELN, el comandante Gabino, a quien estoy enviando copia de esta carta, me contó personalmente en el campamento del Coce, que sus orígenes guerrilleros se remontan a la época en que tuvo que huir al monte con su familia, que era Gaitanista, para salvarse de la persecución de las autoridades.
Pongo este cuantioso acervo documental al servicio de los diálogos de paz, a fin de que se reconozca que fue el Estado el que desató el conflicto que se prolonga hasta nuestros días, como detalladamente – con pruebas irrefutables al canto – puedo demostrarlo, a fin de que el Estado pida perdón por este genocidio que ha quedado en la impunidad y que a los comandantes guerrilleros se les otorgue una amnistía integral, por ser la guerrilla consecuencia de la violencia y no su origen.
Mi padre no creía que a él lo asesinarían en el marco de ese genocidio. Al respecto decía: “La oligarquía colombiana no me mata, porque sabe que, si lo hace, el país se vuelca y pasarán muchos años antes de que las aguas regresen a su nivel normal”.
En 1998 traje a cuento esta frase de mi padre diciendo que, ya que en ese año se cumplían 50 años de su magnicidio, era tiempo de que las aguas regresaran a su nivel normal. Los periodistas mezclaron ambas frases y divulgaron una afirmación nunca hecha por mi padre, según la cual las aguas regresarían a su nivel normal pasados 50 años.
Hoy, pasados 65 años, todos los colombianos esperamos que ese regreso a la normalidad pueda alcanzarse ahora. El Estado, mediante genocidio, rompió el normal proceso democrático. Será necesario que la opinión pública comprenda que el conflicto se inició cuando el Estado pretendió abortar el triunfo popular, que ya era inevitable, con la elección de mi padre como Presidente de Colombia para las siguientes elecciones presidenciales de 1950, lo que representaba la llegada del pueblo al poder.
Estoy dispuesta, en el momento en que me lo indiquen, a aportar el extenso material probatorio ofrecido, que desde hace años mi familia guarda sigilosamente por haber sido perseguido por el Estado para su destrucción, como puedo demostrarlo, pruebas al canto. Primero fue por acción del entonces Ministro de Educación Rodrigo Lloreda, que logró que un agente suyo incinerara la mitad del Archivo Gaitán. Luego, por conjura protagonizada por el propio doctor Andrés Pastrana, en ese entonces Presidente de la República, por sentirse afectado directamente con las pruebas sobre el genocidio que contiene dicho archivo, ya que su padre, el doctor Misael Pastrana, fungía entonces como Secretario Privado del Presidente Mariano Ospina Pérez, bajo cuyo gobierno se dio inicio al genocidio. Por último, bajo la presidencia del doctor Álvaro Uribe, cuando las autoridades allanaron un depósito privado esperando encontrar el Archivo, logrando posteriormente confiscarme decenas de cartas que culpan al Estado del genocidio al Movimiento Gaitanista y que hoy están en manos del Ministerio de Educación.
La marcha victoriosa que adelantaba el pueblo en 1948, bajo la conducción de mi padre, debe retomarse por las vías cívicas en manos de los descendientes de los héroes que cayeron en aquella batalla por una Colombia equitativa y justa, proceso civilista que el Estado truncó y que generó, a la fuerza, el surgimiento de la lucha guerrillera. Es por ello que los comandantes guerrilleros no pueden ser judicializados, sino que deben ser acreedores a una amnistía general.
Quedo, entonces, a la espera de cualquier manifestación que se me haga, por cualquiera de las partes, para aportar las pruebas relacionadas. Atentamente,
GLORIA GAITÁN JARAMILLO
C.C. 20’144.757 de Bogotá
Correo-e: gaitanjaramillogloria@yahoo.es
Bogotá, D.C.
COLOMBIA






Señor
Luis Carlos Sarmiento Angulo
Presidente
Holding Grupo Aval Acciones y Valores S. A.
La ciudad
Asunto: Solicitud de devolución de tierras y recursos de los colombianos
En nuestras investigaciones en materia de tierras y desarrollo rural, nos hemos encontrado con acaparamiento de baldíos nacionales por empresas suyas. Usted y sus bufetes de abogados conocen que dichas tierras de la nación tienen como destino el acceso progresivo a la propiedad rural de los campesinos y trabajadores agrarios en condiciones de pobreza. Y que la norma prohíbe acumular más de una Unidad Agrícola Familiar UAF, a fin de que con ello no se concentre la propiedad de la tierra.
Se trata de graves hechos que no podemos pasar por alto, y que estoy en la obligación de poner en conocimiento de la ciudadanía y de las autoridades competentes. Al respecto, de cara a mi actividad parlamentaria quisiera dirigirle tres simples preguntas, que seguro se harán también millones de colombianos a quienes compartiré sus respuestas, que pronto espero.
La primera pregunta es:
¿Bajo qué consideraciones usted –dueño de cuatro bancos, un periódico nacional, un fondo de pensiones, una cadena de hoteles, concesionarias viales, constructoras de vivienda, compañías petroleras y de gas, y otros tantos negocios– se cataloga como campesino pobre y, por tanto, sujeto del derecho a acceder a baldíos de la nación?
El interrogante me surge, porque en mis averiguaciones he constatado que más de 13 mil hectáreas, la mayoría proveniente de procesos de reforma agraria (entregada a campesinos) en los municipios de Puerto Gaitán y Puerto López en el Meta, son ahora de su propiedad. Así, por ejemplo, su Organización Pajonales S. A. acumula más de 4.000 hectáreas en una zona donde la Unidad Agrícola Familiar alcanza las 699 hectáreas. Considerando solo Pajonales, usted ya ha violado con creces la prohibición de acumular baldíos.
Las dos siguientes preguntas, se derivan de los siguientes hechos:
Cualquier colombiano, sin temor a equivocarse, puede afirmar que la mayor parte de su riqueza proviene de dos fuentes, una más conocida que la otra:
1. De la renta extraída del cobro que les hace a sus clientes de los bancos Popular, Occidente, AV Villas y Bogotá, y de otros negocios financieros.
2. De la contratación y de la ayuda estatal.
Para efectos de su respuesta, solo considere lo segundo; más exactamente, los cuantiosos recursos no reembolsables, que usted ha recibido en sus negocios agroindustriales.
Así las cosas, le pregunto entre atónito y asombrado:
¿De dónde surge su derecho a postularse para acceder a los créditos SUBSIDIADOS por el Estado colombiano, a través de FINAGRO por valor de 35.600 millones de pesos, mientras usted en sus bancos cobra a los colombianos intereses cercanos a la usura?
Su fortuna, según Forbes, asciende a US$13 billones de dólares, riqueza que lo clasifica en el puesto 64 de esa revista. De lejos, usted es el hombre más rico de Colombia y está entre los más ricos del mundo. En ese orden de cifras, ¿con qué criterio ético y responsabilidad empresarial usted se hace beneficiario de incentivos y recursos públicos, tales como: CIF (187 millones), AIS (375 millones) y exenciones tributarias (sin valor reportado aún)?
Yo no sé si su contador estará de acuerdo conmigo, pero sostengo que si usted devuelve a los colombianos dichos recursos y las tierras adquiridas vulnerando la ley, no perderá su actual escalafón en Forbes, y tampoco pondrá en riesgo sus finanzas personales o familiares.
  Señor Sarmiento, con firmeza y alzando la voz por millones de colombianos, le solicito reintegre esos recursos a la nación. Pague señor Sarmiento, ¡pague, aunque sea sin reconocer los intereses!
  Atentamente,
  Wilson Néber Arias Castillo
Representante a la Cámara, Valle del Cauca
Polo Democrático Alternativo
Comentario:
El trabajo es propiedad de los trabajadores. El fruto del trabajo son los bienes y servicios que se ofrecen en el mercado formando el capital social. Los dueños del dinero se apropian de ese mercado o capital social marginando del consumo a los propios trabajadores y a la inmensa mayoría de la población, generando pobreza y desigualdad social. La lucha entre los trabajadores propietarios de su trabajo con los dueños del dinero es histórica. Los dueños del dinero imponen el precio del trabajo y las condiciones laborables desfavorables a los trabajadores.
El amor y el odio es la misma energía utilizada con fines diferentes. Una paz SOCIAL no garantiza la paz interior, espiritual de cada quien. Hay que seguir orando y meditando para transcender el EGO potencial del mal y el odio. La gente mala es infeliz aunque le vaya bien, la gente buena es feliz aunque le vaya mal.
Entre otras cosas lo que mencionaba el plebiscito en relación con la reforma rural integral era precisamente que tierras baldías, tierras de las que se apoderaron con fraudes algunos oligarcas las devolvieran, no era repartir la tierra de todos o dejar de ser capitalistas, sino devolver a los campesinos y sobre todo a la mujer campesina la tierra que les pertenece.  No era el socialismo barato de Maduro, ni mucho menos, era acudir a ser justos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario