Algunas instituciones
financieras, como la Fundación de los Hermanos Rockefeller, están detrás de la filtración de los denominados 'papales de Panamá', mientras
que otras, como el Grupo Rothschild, están involucradas en el escándalo y han
salido en defensa de sus clientes.
Esta agrupación,
especializada en la gestión de activos, abrió una institución de fideicomiso en
Panamá por encargo del presidente de Ucrania, Piotr Poroshenko, para gestionar
las acciones de su compañía de dulces Roshen.
Con el objetivo de defender
a su cliente, el Grupo Rothschild argumenta que el fondo fiduciario de
Poroshenko cumple plenamente todos los reglamentos de los hombres de negocios
que se dedican a la política.
El propio mandatario
ucraniano señaló a Reuters que no había transferido sus activos en fideicomiso
de Rothschild con el fin de minimizar los gastos —evitar el pago de impuestos
al país que preside—, sino para separar sus intereses económicos y políticos,
que es "la principal diferencia con respecto a los casos de Islandia o
Rusia", a pesar de que el nombre del líder ruso, Vladímir Putin, no figura
en 'los papales de Panamá'.
El Consorcio Internacional
de Periodistas de Investigación (ICIJ) difundió el pasado domingo parcialmente
los llamados 'papeles de Panamá', documentos que recogen la supuesta relación
de empresarios, funcionarios públicos de alto nivel y celebridades con paraísos
fiscales.
Leer más ¿Por qué no hay
nombres estadounidenses en los 'Papeles de Panamá'?
Según el sitio web de la
organización, entre los donantes recientes se hallan compañías como la Open
Society Foundations, cuyo presidente es el magnate y especulador financiero
estadounidense George Soros, y la Fundación Ford, con sede en Nueva York. En este
sentido, esta última "está conectada con la CIA y se ha especializado en
propaganda cultural internacional desde finales de la Segunda Guerra
Mundial", señala el columnista Kurt Nimmo en el portal Infowars.
La página oficial del
consorcio periodístico señala que "fundado en 1997 por el periodista
estadounidense Chuck Lewis, el ICIJ se inició como un proyecto del Centro para
la Integridad Pública (...) centrándose en cuestiones como la delincuencia
transfronteriza, la corrupción y la rendición de cuentas del poder".
Según la información del
sitio web del Centro para la Integridad Pública, entre los principales
financiadores institucionales se encuentran la Fundación de los Hermanos
Rockefeller y la Fundación de la Familia Rockefeller, ambas pertenecientes a la
más importante, poderosa y reconocida ascendencia estadounidense. Asimismo,
aparecen compañías como la Fundación Goldman-Sonnenfeldt, la Fundación Kellogg
y la corporación Carnegie de Nueva York. Los datos oficiales señalan que todos
ellos han contribuido al organismo con 20.000 dólares o más en 2014. Sin
embargo, no existen informaciones sobre lo poderosa que puede ser la influencia
de estos fondos en las diversas actividades que realizan los miembros del ICIJ.
WikiLeaks denuncia que
EE.UU. financió el ataque contra Rusia
Este martes WikiLeaks
publicaba a través de su cuenta de Twitter que "el ataque de los 'papeles
de Panamá' contra Putin fue organizado por la [organización Organized Crime and
Corruption Reporting Project] OCCRP, tiene como objetivo Rusia y los países de
la antigua Unión Soviética y financiado por la USAID y Soros".
Además, en otro mensaje
especificaba que aunque las "afirmaciones de que los 'papeles de Panamá'
en sí mismos son una 'trama' contra Rusia no tienen sentido". Sin embargo
"la organización de D.C. [Washington] y el dinero de la [Agencia de los
Estados Unidos para el Desarrollo Internacional] USAID inclinaron la
cobertura".
Esta filtración masiva de
documentos financieros sobre empresas en paraísos fiscales se convirtió rápidamente
en el tema principal de la actualidad informativa de todo el mundo. Según los
materiales descubiertos, 11 millones y medio de documentos procedentes del
despacho de abogados panameño Mossack Fonseca, doce jefes y exjefes de Estado,
así numerosas figuras del ámbito político, cultural y deportivo de diferentes
países, pueden estar vinculados a empresas en paraísos fiscales. Entre los
nombres mencionados en la investigación figuran el futbolista Lionel Messi, el
presidente de Ucrania, Petro Poroshenko, y el padre de David Cameron, primer
ministro de Reino Unido. Aunque en los documentos no se hace mención al
presidente de Rusia, medios occidentales han centrado la investigación en su
persona.
La espada de Damocles es una
frase acuñada en alusión a este cuento para ejemplificar el peligro que se
instala en aquellos que ostentan un gran poder, pues no sólo pueden perderlo de
golpe, sino todo lo demás, incluida la vida. Tallas en madera de la espada de
Damocles aparecen en libros europeos de los siglos XVI y XVII.
LA ESPADA DE DAMOCLES
La espada de Damocles, del
pintor Richard Westall (1812) Érase una vez un rey llamado Dionisio I El Viejo,
soberano de Siracusa. En ese tiempo la ciudad era griega y la más importante de
la gran isla de Sicilia.
Vivía en un suntuoso palacio
en donde las riquezas abundaban, en especial por las obras de arte, el lujo, la
exquisita y fina cocina, las lindas mujeres y el refinamiento de los
cortesanos.
Contaba, además, con criados
y esclavos solícitos a sus mínimos requerimientos. Había mucha gente que lo
envidiaba por el poder que ostentaba y por su incalculable fortuna.
Uno de ellos era Damocles,
un cortesano que se dedicaba a la intriga, al ocio, y en especial a envidiar a
su rey, uno de sus mejores amigos.
-¡Qué afortunado eres;
cuentas con todo lo que un ser humano puede aspirar! Dudo que exista alguien
más feliz que tú-, solía repetirle.
Dionisio, quien adolecía de
muchos defectos, sí odiaba la envidia y estaba aburrido de oír día a día las
aparentes adulaciones, que eran una expresión velada de resquemor.
-¿En verdad, Damocles, crees
que soy más feliz que los demás?
Damocles, que pensaba que la
felicidad consistía en el tener y en el poder, le respondió:
-Sí, en verdad creo que eres
no sólo el más feliz de nosotros, sino el más feliz del mundo.
Si te gusta tanto esto, ¿por
qué no cambiamos de lugar por un día?
-Sólo en sueños lo había
pensado, mi rey. Sí, me encantaría disfrutar de tus placeres y riquezas aunque sea
sólo por un día y al igual que tú, no tener ninguna preocupación.
-Está bien. Cambiemos; tú
serás el rey y yo el cortesano; pero sólo por un día.
Así lo convinieron para el
día siguiente. La corte y los criados quedaron de tratar a Damocles como si
fuera el rey. Le colocaron la corona de oro y diamantes y le pusieron el manto
real.
Damocles se hizo servir en
la sala de banquetes, los mejores vinos y la más deliciosa comida. Al escuchar
la música, dedicada a él, al sentirse halagado y admirado, no pudo menos que
pensar que era el hombre más feliz del mundo.
-Esto sí que es vida-, le
dijo al rey, quien estaba sentado al otro extremo de la mesa. Estoy disfrutando
como nunca.
Al beber el mejor de los
vinos en una copa de oro, miró hacia lo alto. ¿Qué era lo que pendía de arriba,
un objeto cuya punta casi le tocaba la cabeza? Sobre su cabeza pendía una
afilada espada, atada al techo por un delgado hilo. El brillo de ésta casi le
impedía ver.
Las manos le temblaban de
tal manera, que derramó parte del contenido de su copa. Como pudo, hizo acallar
la música y sólo con la mirada desdeñaba los ricos manjares que iban
sirviéndole.
No se atrevía a huir, aunque
era su único anhelo. Tenía pánico de mover hasta las cejas. El hilo era
demasiado delgado; bastaba un pequeño vaivén para que se cortara y se enterrará
en su cabeza.
-Amigo, ¿qué te pasa?-
preguntó Dionisio. -Da la impresión que nada te interesa. Hiciste callar la
música, derramaste la copa de vino y hasta has perdido el apetito.
¿Acaso no ves la espada
pendiendo de un hilo sobre mí? -, preguntó Damocles.
-Sí, claro que la veo.
Siempre pende sobre mi cabeza. La veo a cada instante. Siempre está el peligro
de que caiga, no sólo por su propio peso, sino que el hilo sea cortado por
alguien. Puede ser un asesor envidioso de mi poder que quiera asesinarme.
También puede ser alguien que quiera derrocarme propagando mentiras en mi
contra. Puede suceder que un reino vecino venga a atacarnos, me asesine para
quitarme el trono y así extender su poderío. Asimismo, puedo equivocarme en
alguna de mis decisiones y esto provoque mi caída.
-Mira Damocles-, continuó el
rey, -si quieres ser monarca, tienes que estar dispuesto a aceptar estos
riesgos que son parte del poder.
Damocles, muy asustado,
apenas se atrevía a responder. Veía la espada y se atragantaba de miedo.
-Rey mío, ahora veo que
estaba equivocado. Además de la riqueza, el poder y la fama, tienes mucho que
hacer, mucho en que pensar. Por favor, ocupa tu lugar y déjame volver a casa.
Ese es mi anhelo supremo.
Damocles, al salir del
palacio, con el paso cada vez más firme, corriendo y hasta casi volando, lo
único que deseaba era abrazar a su sencilla esposa y valorar su interioridad.
Lo mismo pensaba hacer con su hijo.
Ahora sí les iba a inculcar
con su propio testimonio de vida, que los valores no se sostienen en el poder ni
en el tener.
La espada de Damocles es una
frase acuñada en alusión a este cuento para ejemplificar la inseguridad en que
se instalan aquellos que ostentan un gran poder, pues no sólo pueden perderlo
de golpe, sino todo lo demás, incluida la vida.
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